historias para no ser contadas: 1
Él no era más que un pintor frustrado. Llevaba años ejerciendo como artista sin éxito alguno. Su obra nunca fue exhibida y nadie le ha comprado un cuadro. Se gana la vida trabajando a tiempo completo en un supermercado a dos pasos de su estudio. Se consolaba a sí mismo haciendo listas de todos los artistas que fueron reconocidos sólo tras la muerte. Seguramente éste sería su caso...
Al regresar del trabajo continuaba con su proyecto. Estaba por acabar un retrato de un rostro inventado. Era un cuadro de un hombre más o menos de su edad, pelo oscuro y piel morada. Esta noche ya lo terminaría. Agarró su pincel y cuando iba a acariciar la superficie de la tela vio que su personaje había desaparecido. Qué raro, pensó perplejo. Escuchó un ruido y miró asustado hacia la ventana. Allí estaba. Él le devolvía la mirada con una expresión complaciente.
Te estaba esperando, dijo el hombre mientras se acercaba. La luz del pequeño estudio permitía ver las pinceladas sueltas que componían su rostro inacabado.
-Pero, ¿cómo…? El pintor no lograba formular su pregunta.
-¿Me das vida pero esperas contenerme dentro de un lienzo?
El artista titubeó algo incomprensible.
-No me sorprende que no puedas decrime ni una sóla palabra. Te observé silencionsamente mientras intentabas pintarme. Estoy harto de tu falta de destreza. Me diste una existencia mediocre, como tú. Ahora tengo que sobrellevar la torpe fisionomía que me has concedido.
-Si quieres intento de nuevo…creo que puedo hacerte mejor…déjame intentar…
-No. No hace falta. Ya conozco tus limitaciones. Para ti yo soy tu obra maestra. Vi en tus ojos lo orgulloso que estabas de mí…No. No puedes hacer mejor…
-Entonces…¿qué quieres de mí?
-¿De ti?...Nada. Ya no puedes hacer nada. Sólo quiero tu cuerpo.
-¿Mi cuerpo?
-Sí…me parece justo. Ahí estás tú, desperdiciando tu vida detrás de un talento que nunca tuviste. La vida se te escapa. Yo lo único que quiero es vivir lo que tú nunca has sido capaz. Pero tú no me concediste un cuerpo, sólo capas de pintura de pobre ejecución. Tú quedarás atrapado en tu falso arte, como debería de ser. Tú, para siempre condenado dentro tu mediocridad...
El artista miró la convicción en aquel hombre sin nombre y sin cuerpo. No pudo reaccionar. Una gota de sudor frío bajó por su cuello. Ahí estaba él, aceptando inerte la sentencia a la que ahora le condenaba su criatura. Aquel hombre tomó la mano de su creador y la puso sobre el lienzo. Las manos de ambos, artista y creación, quedaron apoyadas sobre el cuadro. El artista vio con horror cómo se iba convirtiendo paulatinamente en pintura. Y así, atrapado en su mundo, observó al hombre recién materializado mientras salía por la puerta del estudio…
Labels: ficción, historias para no ser contadas
muy bueno, me gustan las texturas, la mezcla, no solo es una fusión del artista con su obra, sino de temas. como un frankestain pictórico.
Interesante relato de una metamorfosis kafkiana e inquietante... aunque ¿qué creador no le da vida a su obra, y que obra no transciende a la vida en su creador?
Un abrazo cálido
Hannah
Me parecio sumamente interesante tu historia. Asi es el arte en todas sus variantes, a veces no nos damos cuenta que quedamos presos de sus influjos. Buen escrito
Me encanto!, es como un retrato de Dorian Gray pero invertido!!!!
Muy bueno!!
Me gustó muchisimo!
Saludos
Mais uma vez, muito bom! Adorei o texto e o surrealismo que encerra mais uma vez uma excelente critica!
Abracicos!
LANÇAMENTO DE LIVRO...
Leitores e Amigos,
Esta sexta-feira (09/12/2005) o poeta Paulo C. Silva, irá fazer o lançamento do seu 1.º Livro Relatos de uma vida, a realizar no Auditório do Diário do Sul (Évora) pelas 18h00.
Neste livro, o autor descreve-nos os encontros e desencontros de uma vida atribulada… Um livro de prosa e poesia…
Vamos lá estar... Não faltem!
También pensé en el Retrato de Dorian G(r)ay.
Me encanta que retratas la realidad del artista, esa callada en algunos y exageradamente marcada en otro, necesidad de trascender. Me gusta el cuestionamiento de hasta qué punto, el artista se vuelve la obra y la obra el artista. Me recordó como el nombre del autor va creciendo en las portadas de sus libros y el nombre del libro va empequeñeciendo a medida que el artista se hace famoso, me agrada que aquí pase lo contrario.
Gracias por parar por mi muy escondido blog. Gracias por tu comentario. Nos seguiremos leyendo.