qué largo me lo fiáis...


Al fin llegó el tan temido día. Ya sabías que iba a ocurrir en algún punto, después de convivir con tanta droga y alcohol era inevitable. Llegaste a aceptar tu destino cruel pero no esperabas que te tocaría enfrentarlo tan pronto.
Ella te mira paciente con los ojos llenos de expectativas inconclusas. Repites la misma mentira que siempre se enuncian ante circunstancias extremas como esta, que esto nunca te había pasado, que es que estás cansado por el trabajo. Ella sonríe y decide ayudarte. Sus labios arropan lo que queda de tu hombría pero nada parece resucitar tu piel.
Finalmente ambos aceptan la derrota. Le dices que se quede, que dentro de un rato quizás todo funcione bien, como si pudieras reiniciar el equipo con apretar un botón.
Ni te mira. Se viste rápido y se va frustrada, probablemente a buscar a otro que pueda complacerla.
Te quedas en tu cama acariciando la certidumbre de que ya tu juventud se te coló entre los dedos. Ahora tendrás que hacer filas en la farmacia junto a octogenarios para comprar tus pastillitas azules que te ayuden a por lo menos aparentar que funcionas como hombre.
Enciendes un cigarrillo resignado. De nuevo borras de tu mente todas las advertencias que te habían pronunciado y logras convencerte de que la próxima vez será distinto, que todo volverá a funcionar bien.
Te fumas todas esas mentiras y exhalas toda preocupación.
Aunque no lo quieres aceptar, ya te llegó la hora y qué bueno que no fue conmigo.

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Este fin de semana se celebra en Puerto Rico el festival de arte CIRCA, y me dio por escribir algunas reflexiones sobre el arte contemporáneo...por más controversial que sea...

Eres lo que creas: la mierda del artista y otras realidades del arte contemporáneo

Recientemente el artista costarricense Guillermo Habacuc Vargas expuso una obra sumamente controversial en la que dejó morir de hambre a un perro callejero. La reacción de muchas personas ha sido regresar a una de las preguntas más recurrentes al apreciar el arte contemporáneo: ¿eso es arte? Ciertamente el arte es un campo difícil de definir y es una de las pocas disciplinas que se enfrenta constantemente a preguntas sobre su propia existencia, como si se tratara de metafísica. Lo mismo no ocurre en la literatura. Por ejemplo, se podría decir que un poema es malo pero rara vez se cuestiona si es poesía. Es evidente que algo ha sucedido en el arte que ha causado una ruptura con su público en la actualidad.
El artista italiano, Piero Manzoni, expresó lo siguiente:

"A menudo oímos a alguien hablar de que no comprende el arte contemporáneo, pero que sin embargo ama el arte del pasado. Todo esto se debe a un equívoco fundamental en relación a su propio arte y podemos estar seguros de que las personas que hablan de este modo no entienden nada ni del arte del pasado ni del arte contemporáneo." (1)

Resulta un tanto irónico que justamente Manzoni sea quien exprese estas palabras dado que él es mayormente recordado como el artista que proclamó su propia mierda como arte. Las pequeñas latas con la etiqueta de Merda d’artista parecían expresarnos que cualquier cosa que el artista proclama como arte tiene que ser apreciada como tal. Hay un sentido irónico en su obra y el interés de Manzoni en gran medida era devolverle al arte su aspecto táctil (algo evidenciado en su serie de Achromes). No obstante, sus latas de excrementos nos trae la polémica si hemos de considerar cualquier cosa, hasta la mierda, como objeto artístico.
Las dificultades que enfrentamos al contemplar el arte de nuestro tiempo se debe en gran medida al hecho de que la realidad entra de una forma crecientemente grotesca en las obras de arte y se borran los límites que separan lo real del artificio. Como explica el filósofo italiano, Mario Perniola: “No se trata -como en el pasado-de una representación lo más verídica posible de estas realidades sino de una exposición directa y pobre en mediaciones simbólicas de eventos que suscitan turbación, repugnancia, además de aversión y horror.” [2] La apreciación estética ya no es relevante y es prácticamente abandonada en su totalidad. Lo que se busca es abrir un juego en el espectador que oscila entre la repulsión y la atracción. Ya no se trata de una imitación de la realidad sino una imposición distorsionada de la realidad en el arte.
Este fenómeno se le ha llamado de distintas maneras. Hal Foster, en su famoso libro El retorno de lo real, usó el término realismo traumático partiendo de las concepciones lacanianas del trauma. [3] Según el autor, lo que ocurre en el ámbito artístico es casi como un encuentro fallido con la realidad. Por su parte, Arthur C. Danto lo considera arte perturbador ya que según él los elementos perturbadores o escatológicos dejan de ser mera representaciones sino que se convierten en componentes reales en el arte. [4] La experiencia resulta perturbadora precisamente porque ya no hay fronteras entre el arte y la vida. Muy a tono con Danto, Mario Perniola utiliza el término arte psicótico. Según su análisis en el arte sucede lo mismo que en la psicosis en el sentido que el sujeto con ese trastorno mental se siente fascinado con el mundo exterior a tal grado que no logra diferenciarse de los objetos que le rodean. [5] Lo real entra en el arte sin ninguna mediación estética y el sujeto se vuelve partícipe de lo que el autor llama una exterioridad radical.
Independientemente de cómo se quiera llamar, lo cierto es que en el arte contempóraneo los límites entre la realidad y el artificio se han borrado. Hay distintas maneras en las que esto sucede. A veces el artista se inflige daños reales a s cuerpo. Chris Burden en 1971 hizo un performance llamado Shoot en el que se disparó con un rifle su brazo. También podríamos recordar a Gina Pane cuyas "acciones psíquicas" incluían caminar sobre vidrio o flagelarse hasta sangrar. El artista español David Nebreda se somete a periodos de hambruna severa para retratar su cuerpo esquelético en su arte, a veces incluso con su propia excreta.
Por otra parte el artista inglés Marc Quinn esculpió en 1991 un rostro hecho de su propia sangre congelada. La sexualidad comienza a ser explorada de forma real y explícita, como las masturbaciones performativas de Vito Acconci en Seed Bed o Carolee Schneemann quien se grabó teniendo relaciones sexuales con su pareja para la película Fuses. La muerte también irrumpe como realidad en el espacio artístico. La escultura de Damien Hirst titulada The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living (1991) contiene el cadáver real de un tiburón. También podríamos recordar las fotografías de Warhol de accidentes y suicidios. Ciertamente el dejar-morir de Vargas no es nuevo. Ana Mendieta hizo un performance en el que mató a una gallina. Era una evocación a las prácticas de santería de su Cuba añorada y fue una pieza sumamente controversial.
En tiempos recientes hemos visto una nueva vertiente que se ha llamado post-humano. A diferencia de los ejemplos anteriormente mencionados, este arte supone una cierta superación del cuerpo. En ese sentido recordamos las palabras de Baudrillard quien expresó que en esta sociedad del hiperrealismo el cuerpo resulta algo superfluo e innecesario. [6] Ejemplos como Sterlac, quien logró insertarse una oreja en su brazo, o las transformaciones quirúrgicas de Orlan convierten el cuerpo humano en algo escatológico no por su propia biología sino por intervenciones científicas y tecnológicas como si se tratara de la criatura de Frankestein.
Contrario a la novela de Mary Shelly, estos nuevos Prometeos son reales y tal parece que en vez de querer robar el secreto de la vida lo que han hecho es distorsionar las fronteras entre la realidad y el arte, para así exponer la fragilidad del cuerpo y de la vida.
Eres lo que lees, escribe Vargas con palabras compuestas de comida, claramente jugando con la expresión clichosa de "Eres lo que comes". Hemos establecido ya que Vargas pertenece a una tendencia del arte contemporáneo. Más allá de cuestionarnos la naturaleza misma del arte, creo que esta pieza debería de generar otro tipo de preguntas. Por ejemplo, ¿por qué este tipo de arte sigue repercutiendo en al actualidad? ¿Por qué los artistas siguen sintiendo la necesidad de "chocar" o repulsar al público?
La broma de Piero Manzoni terminó siendo profética: todo puede ser arte, no importa cuán escatológico, asqueroso o vulgar. Sin embargo, esto ya no es ninguna novedad. Hemos visto en las últimas décadas que el arte tolera, acepta y, peor aún, asimila cualquier propuesta independientemente de lo escandalosa que se supone que sea. En las vanguardias como el futurismo o el dadaísmo, los artistas querían destruir el arte y sin embargo todos terminaron consagrados dentro de los cánones de la historia del arte y exhibidos en los museos. Resulta interesante que artistas como Vargas no intentan romper con el arte sino que a través de estas piezas controversiales buscan insertarse cada vez más en el mundo comercial del arte. La jugada, entiendo yo, no es perder tiempo tratando de definir lo que es o no es arte, sino asumir actitudes críticas ante propuestas artísticas que no corresponden adecuadamente con el momento histórico en el que vivimos y quizás lo que intentan sea simplemente llamar la atención. Nos toca pensar en el arte actual, entender las circunstancias que rodean este tipo de expresión artística, conocer los trasfondos, todo lo que ha sucedido y sigue sucediendo que de alguna manera influye nuestras expresiones artísticas. Está en las manos de los artistas buscar nuevas soluciones a los problemas que se enfrenta el arte contemporáneo y sólo el tiempo dirá cuáles serán estas nuevas propuestas. Entre tanto, piezas como la de Vargas deberían de abrir debates constructivos que nos ayuden a pensar críticamente sobre lo que se nos sirve en bandejas para ser consumidos como lo último en el arte.
A fin de cuentas, quizás Piero Manzoni tenía razón, la mierda puede ser arte, pero sigue siendo mierda.

-M. L. J.

notas:


[1] Piero Manzoni, Prolegomeni per una attivitá artistica publicado originalmente en la revista Sherven n. 3, Amserdam, marzo de 1957. Texto tomado de Germano Celant (ed.). Piero Manzoni : exhibition at the Serpentine Gallery(cat. exh.)Milano : Edizioni Charta, cop. 1998. Exposición celebrada en la Serpentine Gallery de Londres entre el 28 Febrero-26 Abril 1998. p.67.

[2] Mario Perniola. El arte y su sombra. Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.), 2002. p.18.

[3] Hal Foster. El retorno de lo real: La vanguardia a finales de siglo. Madrid: Ediciones Akal, S.A., 2001. p.133-170.

[4] Arthur C. Danto Arte y perturbación http://www.teleskop.es/arte/art01.htm.Recuperado 29 de abril 2004. El texto original fue publicado en Formations,en el invierno de 1985.

[5] Mario Perniola. Op. cit. p. 41.

[6] “...this body, our body, often appears simply superflous, basically useless in its extension, in the multiplicity and complexity of its organs, its tissues and functions, since today everything is concentrated in the brain and genetic codes, which alone sume up the operational definition of being.” Jean Baudrillard The Ecstasy of Communication en Hal Foster, ed. The Anti-Aesthetic, p. 149.

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