Yo me quedo atrás en el silencio, buscando entre los escaramujos de mi existencia alguna señal de vida. No me hallo. No encuentro ni siquiera el latido de mi corazón. ¿Dónde ando? ¿En qué momento preciso me he olvidado de mí misma? Lo único que siento es este aire pesado que respiro, que de alguna manera corrobora el funcionamiento de mi cuerpo. Acaricio mi pelo mientras me disuelvo en algún pensamiento. Intento sin éxito hallar alguna evidencia de lo vivido. No existe ninguna fotografía, ningunas palabras sueltas, ningún vestigio que certifiquen lo que hasta hoy he sido. Me miro al espejo sin reconocer el rostro de payasa que me contempla. Sigo mirando a ver si descubro algo más allá de mis ojos. Persisto en este estado hasta que, harta de mí misma, me digo “¡Basta!” y dejo de tomarme tan en serio…
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Deja de tomarte tan en serio, probablemente por esa razon no estas durmiendo!jeje. No pero ahora si, en serio, nosotras las mujeres tenemos la facilidad de preocuparnos por todo y por todos, pero la preocupacion por una misma es la peor de todas. Suerte con ella!