La puerta se cerró y en ese instante se agotó cualquier esperanza de normalidad. El piso nos empujaba hacia arriba. Los tres nos acorralamos a las paredes sin poder escapar el aire de condena que se respiraba en ese pequeño espacio.
Aquel hombre de edad media con pequeñas canas bordeando su calva nos miraba con una extraña sonrisa.
– ¿Qué estudiáis? – nos preguntó.
– Filosofía– contestó Antonio mientras cruzaba sus brazos sobre su camisa que leía: “coito ergo sum”.
– Ah – replicó aquel hombre, – Pues de seguro habéis leído
Más Platón y menos Prozac.
Los tres nos miramos en silencio. Este era el momento en el que teníamos que haber sabido la verdadera naturaleza de ese hombre. Le dijimos en voz baja que nunca habíamos leído ese libro.
– ¿Cómo va a ser? Si sois filósofos. – replicó y procedió a hablar incansablemente de la maravilla de texto filosófico que nos recomendaba con orgullo.
El elevador se detuvo y salimos aturdidos. El hombre sacó de su pantalón un nudo de llaves y comenzó a probarlas una a una en la cerradura
– ¿No se te parece a alguien? – suspiró Clara en voz baja.
Me quedé un tiempo pensando pero no me venía nada a la mente.
–Es idéntico a Lecter. – me dijo con un destello de miedo en sus ojos.
– ¿Hannibal Lecter? ¿De veras? – pregunté incrédula. Lo volví a observar mientras torturaba al pobre Antonio con alguna anécdota interminable. Fue entonces que me di cuenta: el pelo, los ojos, la sonrisa extraña, era indudablemente una versión barata del personaje.
–¡Esta es! – exclamó en triunfo el hombre mientras abría la puerta.
Antonio, Clara y yo intercambiamos miradas. Entramos por primera vez dentro de aquel apartamento sin sospechar lo que acontecería allí en los subsiguientes dos años.
* escribo esta serie porque hay que reírse de lo morboso-surreal-chistoso del asunto y porque cuando hablo de Lecterland casi nadie me cree.
Para bien o para mal esto va dedicado a G. y C., supervivientes de Lecterland y todas las demás víctimas que han pasado por allí, especialmente S., casi compañera de piso y E., ocasional ocupa o, mejor dicho, asaltante de café.
** A petición/queja de cierta persona, jaja, cambié el nombre de Gerardo a Antonio...¿mejor?
Labels: desgraciadamente real, lecterland, para reír, salamandra
Ahhhh Lecter!!! Jajajajajaja. Me mataste del susto con la foto sabes.
Y los relatos ya me espantan, ew ew ew. Cuando vaya a Salmandra lo quiero ver. Es una atracción turística.
hola!!!
creo que esto de los blogs nos acerca a la gente mas que si nos vieramos en persona..
has pasado x mi blog?
te dedique un post..
beshos!!!
Ciertamente asusta pero cuando sepan la escena del W.C. esto les va a parecer insignificante... en el fondo es bonito recordar cómo fuimos capaces de humanizar lo que era inhumano por medio de una relación personal y una convivencia que no olvidaré jamás... un besazo desde España... M.
"Gerardo", "Gerardo", jeje..., podías haberme puesto Antonio Vega, por ejemplo o algo así...
Huy huy,. recuerdo esas tenebrosas historias, en un igual de tenebroso camino aguadilla-san juan...
huy el ácido sentido del humor de ese lecter sí que atemoriza a las víctimas, amiga al menos sobreviviste.
CUENTANOS MAS!!!!
un abrazote
Madam: creo que te arrepentirías si vas a la salamandra y te llevo donde Lecter, jajaja...qué horror!
La princesa perfectamente imperfecta: Bella, ya te he visitado y comentado par de veces. De veras que me encantó aquella foto. Deberías de seguir explorando la expresión artística, tienes la sensibilidad para eso.
un abrazote solidario
Anónimo, mi querido anónimo, jajaja...ya sabía que te quejarías por el "Gerardo"..no se me ocurrió otro nombre, jaja. Bueno, en realidad iba a usar uno peor y ahí sí que me matarías, ja! Te voy a llamar Antonio V., jiji.
y bueno, empecé a escribir esto porque he estado tratando de explicarle a mis amigos y nadie puede visualizar esto de Lecter, jaja...lo del WC es lo próximo que voy a escribir...a ver cómo saco toda esa asquerosidad.
Pero ¿te has dado cuenta de todo lo que hemos sobrevivido?? Amigo, seremos hermanos para toda la vida después de Lecterland!!
un abrazote inmensoooo!!!
Ana María: uufff..cuando sale Lecter en una conversación significa que la cosa estaba grave! jaja
El viaje fue maravilloso, pero en ese momento creo que ya las baterías se habían agotado!! me dio pena con el pobre pasajero que fue victimizado por nuestra morbosidad, jaja. Nada, seguiré escribiendo estas historias de terror porque pues, yo también soy medio morbosa, jaja
un abrazote!
te juro por mi vida, que nunca había leído estos posts!!!!!!!!!!!
me morí de las risas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ahhhhh!!!!! bonitos tiempos!!! surreales, irresponsables, incontrolables, miedosos, divertidos, fabulosos!!! todos los adejtivos creo se pueden aplica al caso...porque al fin y al cabo, leceterland no es un sitio, sino una dimensión, una experiencia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Te quiero mucho, y extraño tanto esos momentos, feos bonitos, pero siempre con ustedes!!!!!!!!!!!