Este fin de semana se celebró el segundo festival de arte CIRCA. Alcancé visitar el centro de convenciones sólo un día. La experiencia fue simultáneamente más y menos de lo que yo me esperaba. Es difícil explicarlo. Me impresionó mucho la cantidad de galerías internacionales que participaron así como los artistas incluidos en la muestra. La disposición espacial laberíntica dificultaba un poco la apreciación de las obras expuestas. Entiendo perfectamente que la organización de la exhibición se hizo así a propósito para delimitar claramente las galerías participantes. El propósito de este tipo de feria es precisamente promover las galerías y la venta de las obras. Claramente es difícil organizar una exhibición como esta, pero lo idóneo sería que la división por galerías no fuese tan disruptiva para el público que quiere ver el arte. Aunque claro, aquí tengo que reconocer que a veces soy tan ingenua que me olvido que el arte también es un mercado y mientras yo fui para ver arte muchos fueron pensando en inversiones.
Otro problema que encontré es que la entrada me pareció demasiado cara. O sea, pagué los $16 dólares con gusto porque no está demás apoyar la feria, pero definitivamente el precio me cortó de volver en más de una ocasión. También me parece que es la primera vez que la entrada a una exhibición me salió más cara que el catálogo. Entiendo que el precio de admisión no puede ser barato, porque imagino que será mucho el dinero invertido para la realización de una feria como esta, pero es una lástima que no sea más asequible.
En mi visita a CIRCA tuve la oportunidad de ver, al fin, un performance del artista Freddie Mercado. En el fondo de la sala había un escenario sobre el cual los artistas hacían sus obras. Freddie Mercado estaba vestido de vaca, con una mantilla negra que recordaba a la Duquesa de Alba de Goya (alusión quizás no fortuita dado el hecho que el artista siempre toma como referente ejemplos de la historia del arte), unos tacones altos que imitaban perfectamente las patas de vacas, peluca y el maquillaje característico. El artista se movía coquetamente mientras usaba un autoparlante para emitir los mugidos de la vaca. Ocasionalmente se meneaba para jamaquear las tetillas que eran como una especie de cascabeles. La plataforma sobre la que él estaba parado se elevaba. En distintos momentos apretaba sus senos de los cuales se derramaba pintura blanca, que dejaba sus manchas sobre la madera negra de la plataforma. El juego con cuestiones de géneros es característico de la obra de Mercado, un constante enfrentamiento con la otredad. En este caso el cuerpo masculino asume una corporeidad femenina (interesantemente también animal). El gesto de esprimir los senos es como si se ordeñara la vaca, pero el líquido blanco, la leche escurrida también tiene sus resonancias con el semen. Esto es más aún válido si se piensa que esta vaca se está ordeñando a sí misma, elemento claramente erótico y reminiscente de la masturbación. Lo que más me encantó de este performance fue el tono burlón e irónico que le concedía el artista. Hay artistas que me dan la impresión que toman demasiado en serio la cuestión del performance, casi como si fuese un ritual religioso. En el caso de Mercado se notaba lo mucho que se disfrutaba cada segundo que estaba en escena. Todo lo hacía con mucha sabrosura, un aspecto que se transmitía al público. Cuando se bajó de la tarima siguió caminando por el área de exhibición en personaje. Lo vi pararse cerca de mí, donde había un joven observando el performance. Él se le paró al lado, le dio una vuelta y con una mirada coqueta pateó su hermoso tacón sobre el piso antes de seguir caminando entre el público. Lo único que puedo decir es que el hombre es absolutamente fabuloso y me vuelven a entrar las ganas de investigar más a fondo su obra.
En términos generales la feria me gustó mucho. Había una gran variedad de obras y estilos que demuestran la riqueza del mercado del arte. También me resultó maravillosa la cantidad de gente, incluso familias enteras, que vi visitando la feria. En el espacio tenían una barra y me pareció genial la idea de ver arte con una caña o una copa de vino en la mano aunque no lo hice porque en el momento me pareció demasiado caro. Sólo lo he experimentado en las aperturas de exhibiciones y francamente en esas instancias es muy difícil realmente ver arte entre todo el caos de gente.
En fin, CIRCA me pareció una iniciativa maravillosa. La cantidad de actividades que se hicieron en torno a la feria, los performances en Café Seda y el Nuyorican, el Pulpo (mencionado en el post de abajo), entre otros eventos, demuestran un ambiente artístico efervescente. No me cabe la menor duda que en Puerto Rico hay mucho talento y creo que existe el interés por el arte. Lamentablemente la economía afecta el desarrollo del ámbito artístico.
Afecta, pero no impide...

*foto tomada del Nuevo Día, 1 de abril de 2007

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