I. Siempre vuelvesTe paras frente a la puerta y anuncias tu inminente partida. No sé qué reacción esperas de mí. Te he visto morir tantas veces que ya no me puede afectar tu ausencia. Colocas el pie fuera del umbral y me miras. Yo sigo bebiendo mi copa de vino.
Me repites que te vas pero tú siempre vuelves. Hace un año te encontré desangrado en mi bañera. Esa vez pensé que tu muerte era definitiva. Te enterré y jamás sabrás cuánto lloré por ti. Pero regresaste en noviembre. Abrí la puerta y me encontré con tu rostro desfigurado. Sentí náuseas. No quería dejarte entrar. Ya me había acostumbrado a estar sin ti. Estaba tan molesta contigo. Tú te acercaste y con un beso burlaste mis defensas. No tuve más remedio que acogerte en mi cuerpo.
Desde ese momento supe que siempre regresarías. Eres incurable, como el catarro. No existen antibióticos que me salven de ti, si ni siquiera la muerte te aleja.
Alguna vez escuché a alguien decir que los monstruos siempre regresan. ¿Cuántas secuelas quedan para esta historia?
Tomo otro sorbo de vino. Cierras la puerta y escucho tus pasos alejándose de mi casa. Tengo que aprovechar el alivio que me provee esta distancia que comienza a forjarse entre nosotros. Saboreo nuestra soledad mientras nos dure.
Volverás. Ya sé que volverás. Nunca me libraré de ti.
II. Te quiero verde
"tu palabra es eterna
en ella esperaré..."Escucho las palabras vacías que se pronuncian en tu honor pero que no logran captarte. No te quiero recordar así, tan frío, tan serio, tan inmaculado. Te recordaré por siempre sentado de lado con las piernas cruzadas, escuchando con intensidad, haciendo reír a tus vecinos. Este mundo de puritanos y de absurdos absolutistas no te pertenece. Nos obligan a este falso recuerdo. Te han arropado de azul, pero yo te quiero verde. Siempre verde.
Por allá persisten en esos monólogos eternos para almas desamparadas. Yo, en cambio, sueño con otro cielo para ti. Un espacio donde puedas gozar por siempre la comunión orgásmica de la palabra. Te eternizarás en tus versos y este hombre que ahora intenta hablarnos de ti jamás alcanzará leerte.
III. No puedo seguirteTu cuerpo es frío al tacto. Yaces inmóvil en mi cama. Me miras y me parpadeas una sonrisa. Una enredadera se cuela desde la ventana y se expande hasta llegar a ti. Observo con horror cómo va amarrando tu cuerpo, poco a poco cubriéndote todo. Tú no dices nada. Aceptas silencioso el verde que te engloba. Comienzas a derretirte en el colchón. Me desespero al ver que te llevan. Me dices algo pero no entiendo. Voy tras de ti pero estás cada vez más lejos. Desciendes fuera de mi visión. Sumerjo mi mano a ver si logro sentirte dentro de mi cama pero no te encuentro.
No puedo seguirte.
Ya no se escucha tu voz.
Labels: ficción
2 comments