un poeta en nueva york para viajar...


El tiempo se derrite con una rapidez alarmante. Rebusco las gavetas en desesperación. Tiene que aparecer. Las maletas están cerradas, todo está listo. Sólo me falta encontrarlo. Miro el reloj. Ya casi es hora pero no puedo partir sin ese libro.
No sé cuándo comenzó esta manía. Supongo que es ridículo a estas alturas de mi vida tener una superstición. Lo reconozco y sin embargo me someto a la irracionalidad del asunto, destrozando poco a poco mi cuarto hasta que aparezca.
Es un libro pequeño. Una edición de Poeta en Nueva York que es en realidad una trascripción de una conferencia que dio Lorca en 1932 antes de publicar el poemario. No sé por qué llegó a tener un valor sentimental tan fuerte para mí. Mucho menos sé cómo desarrollé este hábito de viajar con esa copia. Supongo que tratar de entender una manía sería sumergirse aún más en la locura.
Sólo sé que dentro de poco tengo que estar en el aeropuerto y todavía no aparece el libro.
Me siento en la cama a punto de rendirme. Mis ojos se detienen en mi escritorio. El cúmulo de libros es absurdamente inmanejable. De repente, escondido entre textos académicos olvidados, reconocí el pequeño libro. Lo tomo entre mis manos para guardarlo en mi cartera.
Suspiro aliviada. Ya puedo partir.

Labels: ,

8 comments

tres variaciones de un mismo tema


I. Siempre vuelves

Te paras frente a la puerta y anuncias tu inminente partida. No sé qué reacción esperas de mí. Te he visto morir tantas veces que ya no me puede afectar tu ausencia. Colocas el pie fuera del umbral y me miras. Yo sigo bebiendo mi copa de vino.
Me repites que te vas pero tú siempre vuelves. Hace un año te encontré desangrado en mi bañera. Esa vez pensé que tu muerte era definitiva. Te enterré y jamás sabrás cuánto lloré por ti. Pero regresaste en noviembre. Abrí la puerta y me encontré con tu rostro desfigurado. Sentí náuseas. No quería dejarte entrar. Ya me había acostumbrado a estar sin ti. Estaba tan molesta contigo. Tú te acercaste y con un beso burlaste mis defensas. No tuve más remedio que acogerte en mi cuerpo.
Desde ese momento supe que siempre regresarías. Eres incurable, como el catarro. No existen antibióticos que me salven de ti, si ni siquiera la muerte te aleja.
Alguna vez escuché a alguien decir que los monstruos siempre regresan. ¿Cuántas secuelas quedan para esta historia?
Tomo otro sorbo de vino. Cierras la puerta y escucho tus pasos alejándose de mi casa. Tengo que aprovechar el alivio que me provee esta distancia que comienza a forjarse entre nosotros. Saboreo nuestra soledad mientras nos dure.
Volverás. Ya sé que volverás. Nunca me libraré de ti.

II. Te quiero verde

"tu palabra es eterna
en ella esperaré..."


Escucho las palabras vacías que se pronuncian en tu honor pero que no logran captarte. No te quiero recordar así, tan frío, tan serio, tan inmaculado. Te recordaré por siempre sentado de lado con las piernas cruzadas, escuchando con intensidad, haciendo reír a tus vecinos. Este mundo de puritanos y de absurdos absolutistas no te pertenece. Nos obligan a este falso recuerdo. Te han arropado de azul, pero yo te quiero verde. Siempre verde.
Por allá persisten en esos monólogos eternos para almas desamparadas. Yo, en cambio, sueño con otro cielo para ti. Un espacio donde puedas gozar por siempre la comunión orgásmica de la palabra. Te eternizarás en tus versos y este hombre que ahora intenta hablarnos de ti jamás alcanzará leerte.


III. No puedo seguirte

Tu cuerpo es frío al tacto. Yaces inmóvil en mi cama. Me miras y me parpadeas una sonrisa. Una enredadera se cuela desde la ventana y se expande hasta llegar a ti. Observo con horror cómo va amarrando tu cuerpo, poco a poco cubriéndote todo. Tú no dices nada. Aceptas silencioso el verde que te engloba. Comienzas a derretirte en el colchón. Me desespero al ver que te llevan. Me dices algo pero no entiendo. Voy tras de ti pero estás cada vez más lejos. Desciendes fuera de mi visión. Sumerjo mi mano a ver si logro sentirte dentro de mi cama pero no te encuentro.
No puedo seguirte.
Ya no se escucha tu voz.

Labels:

2 comments

las cachorras...


porque estuve hablando con unas amigas sobre esta cita:


HARPER: (...) I don't understand why I'm not dead. When your heart breaks, you should die. But there's still the rest of you. There's your breasts, and your genitals, and they're amazingly stupid, like babies or faithful dogs, they don't get it, they just want him. Want him.

Tony Kushner, Angels in America: Perestroika Act I, Scene 2.


y otra cita más:


BELIZE: Well I hate America, Louis. I hate this country. It's just big ideas, and stories, and people dying, and people like you.
The white cracker who wrote the national anthem knew what he was doing. He set the word "free" to a note so high nobody can reach it. That was deliberate. Nothing on earth sounds less like freedom to me.

Ibídem, Act IV, Scene 3.

Labels: ,

3 comments

culpable del blog:

  • no apta para la humanidad
  • Puerto Rico
  • My profile

ineptitudes recientes:

evidencia completa de la ineptitud:

Creative Commons License
Esta página y todo su contenido está protegida por la siguiente licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial 2.5 License.

links:


ATOM 0.3



BloGalaxia Powered by Blogger and Blogger Templates